Ayer tempranito nos dirigimos al monte de Torrecilla en Cameros en busqueda de las primeras setas del año (comestibles). Ya es tiempo de que salgan, así que con ilusión, y mucho viento (menudo día hubo) nos encaminamos a nuestro destino. Nos encontramos con varios coches, que obviamente, estaban allí para lo mismo que nosotros: Buscar los primeros Hygrophorus Marzuolus no es tarea fácil. Esa dichosa seta que tanto le hace sufrir a la espalda debido a que se encuentra semi-enterrada, y hace falta buscar y notar los abultamientos en la tierra para detectar su ubicación.
Mi padre es «micólogo» por afición, y como es lógico se conoce laz zonas del bosque donde siempre suele haber… pero esos sitios ya habían sido registrados (aunque no a fondo, pues aún se encontraron un par de puñados por los alrededores). Cuando ya no esperábamos encontrar más, fuimos a dar un paseo a otra zona; y encontramos bastantes, a pesar de pensar que no encontraríamos nada, ya que el suelo no estaba muy húmedo. Seguimos dando el paseo, y empezó a llover. Paró la lluvia a los 5 minutos. Luego empezó a granizar. Paró el granizo. Y el temporal se estuvo alternando con un cálido sol, bajo cuyos rayos, encontramos una cornamenta de un ciervo de unos 5-6 años. ¡Qué ilusión! ¡Esto es mejor que las setas!.
Habíamos encontrado 1 kg aproximadamente, cuando empezó a granizar con fuerza, y dimos por terminada la «excursión». Nada más bajar del monte el sol nos volvió a sonreír.
De camino a casa, encontré a lo lejos una instantánea que me enamoró y a la cual saqué una foto desde el coche. El color del cielo, la forma de las montañas, y la sombra de las nubes sobre éstas últimas me pareció un paisaje muy bonito. Y recordando que el día 14 fue el «White Day«, y no le regalé nada a Nora en agradecimiento por su chocolate, le regalo esta fotografía. A ella y a todas las señoritas que visitan con asiduidad este humilde Blog.
Muchas Gracias por estar ahí.